Hoy es mi cumpleaños 24 y para conmemorarlo quiero invitar a mi yo de 21 años (recién cumplidos) para contarles sobre nuestro cumpleaños más «triste».
Para empezar, deben saber que me encanta festejar mi cumpleaños, aprovecho la fecha para reunirme con mis seres queridos y la uso de pretexto para celebrar durante días.
Así que ahí estaba yo, 22 de septiembre del 2013 en Ginebra, cumpliendo años por primera vez lejos de mi familia y amigos, sintiéndome la persona más sola del planeta.
Laura de 21 años escribió en su blog (llamado curiosamente Switzerlau):
Cumplir 21 años en Europa ha de ser el sueño de muchos, sin duda para mi pintaba como que iba a ser un día increíble.
Y lo fue, no se si para bien o para mal pero lo fue.
Todo lo que esperaba de un cumpleaños, y más mi cumpleaños 21, no sucedió.
No un pastel, no «Mañanitas», no familia y pocos amigos.
Trate de hacer varios festejos pero ninguno resultó cómo lo planeado. Desde el jueves hasta el lunes me «festejé» (en un bar, en Lausanne, en una montaña o en la oficina) pero en ningún día pude reunir a todas las personas que se han vuelto mi familia en esta ciudad y eso, más que estar lejos de México, fue lo que me dolió.
Un fin de semana de sentimientos encontrados, de lágrimas y sonrisas, de ver cómo las cosas han cambiado, de notar como yo he cambiado.
«Es un día más» me dijo un amigo «Lo importante es el año que vas a vivir y el tuyo, mujer, pinta para estar de huevos».
Así fue.
Por supuesto que en ese momento aquella frase me parecía absurda pero ahora la recuerdo en cada cumpleaños y no importa como lo celebre ni quien me acompañe, sé que lo mejor es lo que viene después.
Así que aquí esta Laura, ahora de 24 años, dándole la bienvenida a un año que estará «de huevos».
Así lo deseo.